El lado oscuro del cielo. Capítulo 2

CAPITULO 2

El chico nuevo

-Chicos os presento a Daniel DiAngello-nos dijo nuestro tutor.

Era uno de los chicos mas guapos que había visto en mi vida. Rubio, sin un grano, alto, buena musculatura...De repente mira a toda la clase pero fija sus ojos en mí. Nunca olvidaré aquellos expresivos y hermosos ojos azules. Me sonrió pero segundos después su rostro cambio. Ya no era una sonrisa lo que se veía en su cara sino un rostro inexpresivo. Seguí su mirada hasta el lugar al que estaba mirando y resulta que era justo detrás de mí. Miraba fijamente a Juan. Pero lo que más me sorprendió fue en la forma en que Juan miraba a Daniel. Se miraban el uno a otro de forma que me hizo pensar cosas equivocadas. De repente sentí que Ángela me daba en el hombro.

-¿Has visto al nuevo?- me susurró sorprendida- Ya era hora de que metieran a un buenorro en la clase, sin contar a Juan por supuesto.

Yo todavía estaba asimilando todo cuando el tutor dijo:

-Daniel, siéntate al lado de Juan, el chico que está sentado justo al final. Por ahora será tu sitio durante las clases que se realicen en esta aula. Os veo luego en la hora de matemáticas- y justo después salió por la puerta.

No me lo podía creer.¡ Se iba a sentar en casi todas las clases detrás de nosotras! Mi corazón latía más rápido que una locomotora. Todas las veces que  me girara para hablar con Juan lo vería a él también.

-Mara, Mara!! ¡¡Qué se va a sentar detrás nuestra!!-me susurró ilusionada mi amiga- EH!!! JUAN!!!- le exclamó a Juan- Ya tienes compi, ¿ehh? . Y menudo compi...-susurró Ángela para sí, pero lo suficientemente alto para que yo pudiera escucharlo.

Mi corazón latía todavía más rápido que antes. Se me iba a salir del pecho. Acaba de dejar su mochila en el respaldo de su nueva silla cuando Ángela exclamó:

-Hi!! Soy Ángela y mi amiga, la que está roja como un tomate, es Mara. Espero que nos llevemos muy muy bien.

-Igualmente. Soy Daniel-dijo él con un fuerte acento italiano mientras alargaba la mano para saludarnos.

Primero se la tendió a Ángela y después me la tendió a mí. Me iba a dar un infarto. Su mano era suave y caliente y cuando la apretó contra la mía me miró fijamente a los ojos. Había un algo familiar en esos ojos. En esos momentos no sabía que era exactamente pero pronto lo descubriría.

-Hola. Yo soy Juan- le dijo Juan a Daniel tendiéndole la mano. El se la apretó con fuerza y con ansia y otra vez se quedaron mirandose los ojos el uno al otro de una forma un tanto extraña. ¿Sería gay?

Pocos segundos después, entró nuestra maestra de fisica y quimica. Se llamaba Juana y estaba un pocillo loca, pero sus clases eran de las más divertidas ya que entre sus resumenes, que de resumenes tenían poco y su forma de hablar...

-¡¡¡Chiquitaca!!!¡¡ Pero que me estas contando chiquitica!!-le exclamó la maestra a una chica que se llamaba Soraya. Toda la clase empezó a reírse sin parar, menos el chico nuevo.

Seguidamente teníamos lengua y después matemáticas y por fin llegó la hora del recreo. Por fin media hora de descanso.

Entonces se nos acercó Soraya. Era más alta que Ángela y yo por supuesto pero lo que más característico de ella era que era pelirroja. Era guapísima pero en mi instituto a los tíos les gustaban más las rubias. Era muy buena chica pero muy torpe para los estudios y a veces le ayudaba con las matemáticas. Es muy infantil y por eso después de mí es la mejor amiga de Ángela. En el carácter se parecen bastante.

-Ey chicas!! ¿Cómo se siente el estar sentadas delante de los tíos más buenorros de todo 4º de ESO?-nos preguntó Soraya.

-Pues yo no sé, pero creo que el nuevo es un poco rarito, aunque lo de buenorro no se le quita nadie-dijo animadamente Ángela.

-¿A qué te refieres?- le pregunté

-¿Has visto como te mira a tí y a Juan? Al principio mi sexto sentido me dijo que estaba coladito por tí pero después de ver como se miraban Juan y él...-me dijo Ángela.

En ese momento apareció Juan. La verdad es que Juan tampoco se quedaba corto para nada. Era el típico chico popular que no quiere ser popular y aunque medio instituto estuviera babeando por él, él prefería estar con sus amigos de siempre, como Ángela y yo. Ahora que me fijaba siempre lo he considerado un amigo “especial” pero ni él ni yo nos atrevíamos a dar el siguiente paso. Por la tanto, preferimos solo ser amigos. Pero de repente lo ví. No me había dado cuenta de que él estaba detrás hasta que se acercó lo suficiente a nosotros como para ver el reflejo de su pelo rubio.

-Hola chicas. Le estaba enseñando el instituto a Daniel. ¿Sabíais que viene de la Toscana?-dijo Juan

-¿La Toscana?¿Y eso donde puñetas está?-preguntó Soraya.

-Está al norte de Italia-le expliqué a Soraya-¿Allí se hace un vino muy bueno verdad?-le pregunté a Daniel rogándome a mí misma que me contestará con aquel sexy acento italiano.

-No. Bueno no, lo siguiente. Es considerado uno de los mejores vinos del mundo-me dijo Daniel mirándome a los ojos. Cada vez que su mirada conectaba un poco con la mía mi corazón empezaba a latir como si me fuera a dar un infarto.

-Madre mía! ¡Encima de guapo tambien italiano!-dijó Soraya. Daniel la miró de forma extraña y entonces Soraya se dió cuenta de lo que había dicho y se tapó la boca con una mano mientras sus mejillas iban adquiriendo un tono rojizo.

-Bueno será mejor que me vaya. ¡¡Nos vemos!!-dijo avergonzada y alejándose por el pasillo. Ese día hacía demasiado frío y Ángela y yo por lo menos teníamos planeado quedarnos dentro del edificio y si Juan y Daniel nos acompañaban mucho mejor. La verdad es que me sentía afortunada que dos chicos como esos estuvieran dirijiéndome la palabra. Al ver que nadie decía nada intenté empezar una conversación.

-Entonces eres de la Toscana...¿que te trajo hasta España?-le pregunté a Daniel.

-Asuntos del trabajo de mi padre-me respondió fríamente y no muy sinceramente- ¿ Y a vosotros que os trajo a España?

-Pues a mi por lo menos a España me trajo mi madre en un hospital de Almería-respondió Ángela, felizmente como siempre.

-¿Y a qué viene eso ahora? No tiene sentido. Se nota perfectamente que somos de aquí-dijo Juan.

-Lo importante somos nosotros no de dónde venimos. Es como si yo ahora preguntara, ¿por qué estamos hablando aquí y no hablando en otro sitio?-dijo Daniel.

-Madre mía. Si el chico nos ha salido hasta filósofo-bromeó Ángela.

-No bromeo. Todo lo que digo es en serio. Si me permitís me marcho a comprarme un bocadillo en la cantina. Nos vemos arriba-dijo Daniel con tono enfadado mientras se alejaba por el pasillo.

-Es un poco extraño este chico...-dijo Ángela- Va a ser divertido juntarnos con él.

-Oye Juan, desde que hace un buen rato me preguntaba una cosa...¿Conoces de algo a Daniel?-le pregunté a Juan. Tenía esa pregunta en la cabeza desde que Juan y él se miraron por primera vez. Era como si se conociesen toda la vida. Como si fuesen hermanos.

-No, creo que no. Aunque hay algo en él que me recuerda a alguien pero ahora no recuerdo a quien-me contestó Juan- Aunque ha sido muy maleducado al hablarte así Mara. Tú no tienes la culpa de ser una cotilla-dijo Juan medio riéndose.

-Mara no es cotilla. Le gusta conocer ciertas informaciones de los demás-dijo Ángela- Aunque en lo de maleducado si que tiene razón Juan. Es normal que le hicieras esa pregunta. ¿Tú lo sabes Juan? Me refiero así sabes el por qué a venido aquí, porque lo del trabajo de su padre no sonó muy sincero.

-No, no tengo ni idea. Antes se lo he preguntado pero ha cambiado de tema rápidamente-dijo Juan- Hay algo en este chico que me intriga.

-No sé vosotros pero mi intuición me dice que vamos a pasar bastante tiempo con el nuevo. No sé, hasta diría que lo que le ha traído a España y justamente a una de las ciudades más pequeñas de España es la búsqueda de alguien-dijo Ángela.

Mi amiga no sabía en lo cierto que estaba. Íbamos a pasar bastante tiempo con aquel chico. Bastantes tiempo.

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Bueno este es el segundo capítulo de mi historia. Espero que os haya gustado. Dejad comentarios please.

Actualizaré lo más pronto posible.