viernes, 6 de abril de 2012

Sombras. Capítulo 2


Capítulo 2
Las sombras

El sol entraba por una de las rendijas de la ventana que estaba al lado de mi humilde cama, si se le podía llamar así. Aun así había dormido tranquila y segura en aquella extraña casa.

Cuando Luke y yo entramos en la casa de la abuela Lilly pensé que por dentro sería mejor que por fuera, pero me equivocada. Aquella casa era pequeña para la gran cantidad de personas que vivían en ella. Tenía dos pisos y la escalera parecía venirse abajo en cualquier momento. Abajo se encontraba una mesa de madera con una serie de sillas y un montón de juguetes hechos a mano desperdigados por el suelo de la sala. También había una cavidad que parecía ser la despensa y, al lado de esta, había unos muebles parecidos a unas encimeras donde se encontraba una serie de cazos, cucharas, tenedores, cuchillos y otros utensilios de cocina. Había también una chimenea con un gran cazo lleno de sopa. Arriba se encontraban las habitaciones, que solo eran dos por cierto. Iba a dormir en la habitación de “los jóvenes” como la llamaba la abuela Lilly. En ella dormían los dos chicos que me encontraron en el bosque y otra chica llamada Nancy que todavía no conocía ya que estaba arreglando unas “cosas” según me dijo Mike con cara de pocos amigos.

La casa aunque fuera pequeña y humilde irradiaba un aura familiar que hacía que me sintiera segura de vivir allí, lo único que me molestaba era “el baño” si se le podía llamar así. El váter era un mueble que tenía un agujero que desembocaba en una especie de pequeño pozo en la tierra y la ducha era un gran barreño que tenía que llenarse con agua calentada al fuego. ¡Ah! Solo había uno y tenía que ser compartido.
Después de enseñarme las cosas cenamos la rica sopa que tenía Lilly en la chimenea y poco después fuimos a la habitación. Como todavía no tenía mi propia cama dormí en la cama de la chica que todavía no conocía, una tal Nancy hermana de los dos pares de gemelos.

Estaba tan cansada por todo lo que había vivido ese día que no tardé mucho en dormirme pero fui la última en despertarme.

En cuanto abrí los ojos me encontré con una chica que no conocía. Era rubia y de ojos claros. Me estaba sonriendo y entonces me di cuenta de quién era. Esa sonrisa la había visto el día anterior en la cara de Matt y Harry. Aquella chica se trataba de Nancy la chica cuya cama estaba ocupando en esos momentos.



-Hola-me dijo con mucho cuidado como si no quisiera asustarme-Soy Nancy la hermana de Matt, Harry, Lora y Maya.

-Hola, yo soy Lara-le dije mientras me estiraba un poco-¿No te importa que esta noche haya dormido en tu cama verdad?

-Para nada-dijo quitándole importancia-Además me hace falta una chica en este pequeño cuarto. Tanto chico creo que me está aturullando el cerebro.

En ese momento las dos comenzamos a reírnos y entonces, a partir de ese momento, me di cuenta de que podría confiar en aquella chica ocurriese lo que ocurriese.

Ahora que me daba cuenta, las camas de los dos chicos que habían dormido conmigo estaban hechas y no había ni rastro de ellos.

-Si estás buscando a los chicos están en la carpintería encargando una cama-me aclaró Nancy como si acabara de leerme la mente- No pensaras que te haremos dormir en el suelo.

-No hacía falta-me disculpé- Se que soy una molestia pero agradezco mucho el gesto de tu abuela, Mike y Luke por ocuparse de mí.

La chica me sonrío, me cogió de la mano e hizo que me levantara bruscamente de la cama y me arrastró hacia la planta de abajo dónde tenía preparado el desayuno.

-No sé qué comerías tú en tu pueblo pero esto es lo que comemos nosotros-y dicho esto me trajo un plato de cerámica con un poco de mantequilla y pan junto con un vaso de leche.

Tenía tanta hambre que no lo pensé dos veces. Le arrebaté el plato a Nancy, no sin antes darle las gracias, y comencé a comer aquel pequeño pero rico desayuno. Parecía que no comía nada desde hace días aunque la noche anterior me tomase un cuenco de sopa caliente.

-Vaya parece que tenías hambre-me dijo Nancy sonriente- Pero no nos podemos detener más. Teresa te quería en su casa hace ya bastante tiempo pero nos daba cosa despertarte.

Lo que acababa de decir Nancy me hizo recordar que tenía que ir a la casa de la chica que ayer me miraba con cara de pocos amigos, la tal Teresa. Tenía miedo de ir sola así que le pedí a Nancy que me dejara sola con ella cuando llegásemos.

Salimos por la puerta y comenzamos a dirigirnos hacia la casa de  Teresa. Esta casa era más o menos igual de grande a la de la abuela Lilly pero me imponía demasiado. No estaba rodeada de aquella aura familiar y agradable que la casa en dónde ahora vivía tenía.

-Antes de que entremos quiero avisarte de una cosa-me advirtió Nancy-Tess es la hija del jefe del pueblo pero manda más que él con lo cual intenta no hablar de más-me dijo con una mirada preocupada-Supongo que ella te explicará en la situación en la que nos encontramos-dicho esto Nancy y yo entramos en la casa.

Esta casa era más lujosa que la de Lilly aunque fuese igual de grande. Se notaba que aquella familia era más rica. De repente de una de las habitaciones del piso de arriba salió un hombre de unos cincuenta años acompañado de Teresa. Esta llevaba una cola alta y me seguía mirando con cara de pocos amigos.



-Deberías haber llagado antes-me reprochó molesta-Dije en cuanto amaneciera y ya hace horas que el sol salió.

-Teresa-interrumpió de repente una voz. Entonces, desde detrás de una esquina, apareció la abuelita Lilly-Ella no tiene la culpa. Estaba cansada y nos daba pena despertarla. Entiéndelo. No es más que una chiquilla que no recuerda de dónde viene. Todo esto es nuevo para ella.

-Acércate muchacha-dijo de repente el hombre que acompañaba a Teresa-¿Lara no?

-Si señor-afirmé intentando que no me temblara la voz. Aquel hombre impartía respeto con la mirada. Era alto y corpulento pero la edad y el peso de los años se notaban en su cara. Mi intuición me decía que aquel hombre se trataba del jefe del pueblo y que no debía defraudarle por nada en el mundo.

-Sabes que estás en un pueblo que no vive con muchas comodidades-dijo en un tono grave y serio-Sabes que no te van a mantener siempre, sabes que tienes que trabajar-fue enumerando otras cosas que empezaban siempre con la palabra “sabes” a las cuales yo siempre asentía sin pensármelo.

-¿Y en que piensa trabajar?-preguntó Teresa con tono mordaz-¿Has visto como está vestida? Solo hay que ver sus manos, se nota que no ha trabajado en algo en su vida. Será mejor que la dejemos en el bosque. A lo mejor las sombras se apiadan de ella y sino…será un buen sacrificio.

La palabra sacrificio me sonó muy mal pero más me asustaron aquellas sombras. El día anterior Mike también las mencionó y tenía miedo a pasar una noche en aquel gran bosque aunque ahora que me fijaba en mis manos me di cuenta de que Teresa tenía razón. Las manos de Luke, Mike y hasta Nancy eran ásperas e incluso tenían pequeñas cicatrices. En cambio las mías eran suaves y delicadas. No recordaba si había trabajado alguna vez pero seguro que si lo hacía no era comparable al trabajo que debían de realizar aquellas personas todos los días.

-Tienes razón-me atrevía a decir-No recuerdo si trabajaba o no pero seguro que puedo adaptarme a este estilo de vida. Solo dejadme intentarlo-les supliqué casi al borde de las lágrimas-Haré todo lo que pueda.
El jefe del pueblo me miró con pena. Seguramente se estaba apiadando un poco de mí así que cruce los dedos para que no me impusiera un trabajo muy duro.

-Vale puedes quedarte en el pueblo-dijo el gran hombre. Aquellas eran las palabras que más deseaba escuchar y solo escucharlas hizo que una gran sonrisa se plantara en mi cara.

-Pero-por qué siempre tenía que haber un pero-tendrás que trabajar en lo que te digamos. Sin ninguna queja.

-Gracias-le dije con toda mi admiración-No le defraudaré señor.

-Por favor no me llames seño-dijo con una sonrisa. Era la primera vez que veía alguna emoción reflejada en su cara pero ese gesto hizo que me sintiera segura, que él confiaba en mí-Llámame Koru.

Después de darle una de mis mejores sonrisas me di cuenta de una cosa. Teresa no se encontraba en la habitación. Entonces apareció bajando las escaleras con varias ropas andrajosas.

-¿No querrás trabajar así vestida verdad?-me dijo con tono sarcástico-Te puedes quedar con la ropa que llevas pero no te quiero ver trabajando con ella puesta. Sería toda una desgracia que esa camiseta se estropeara-dijo mirándome divertida y tendiéndome la ropa que llevaba.

Mi nuevo uniforme de trabajo consistía en un “vestido” de tirantas que me llegaba por encima de los muslos, con unos pantalones cortos y un poco rotos y unas alpargatas. También traía un sombrero de paja que hizo que mi sonrisa se borrara totalmente de mi cara. Iba a tener que trabajar al sol bastante tiempo.

-Por ahora trabajarás cultivando en el campo, a no ser que encontremos un trabajo que se amolde más a ti-me explicó Teresa con una sonrisa-¿Te parece bien papi?

-Me parece justo-afirmó Koru-Empezaras mañana. Lilly y Nancy te explicarán todo los detalles. Y ahora, si me disculpan, tengo otras cosas que atender-y dicho esto se fue a una habitación que había en la planta baja seguido de su “maravillosa” hija.

Lilly, Nancy y yo salimos por la puerta y nos dirigimos hacia casa. El pueblo ofrecía una imagen más alegre en la mañana. Todo el mundo estaba trabajando pero la mayoría nos sonreían y saludaban al pasar. Parecían bastante felices. Eso me daba más esperanzas y yo les devolvía el saludo con mi mejor sonrisa.

De repente un grupo de niños se acercó a nosotros y abrazaron a Lilly y Nancy. Parece ser que todos los habitantes de aquel pueblo las querían mucho e incluso comenzaba a sentir celos. Pero entonces una niñita, super cookie, se me acercó con cara curiosa.

-Señorita-me dijo mientras tiraba de mi camiseta-¿Cómo son las sombras?

Es pregunta me desconcertó. Todo el mundo sabía que eran las sombras. Las sombras son producto del reflejo de una luz. Pero luego me di cuenta a que sombras se refería. Se refería a las sombras del bosque. ¿Acaso aquella niña creía que las había visto?

-No lo sé-le dije a la chiquilla. Su dulce sonrisa inocente se borró de su cara y sus ojos me miraron con tristeza y decepción-No las he visto y, si las he visto, no las recuerdo.

-Muchas gracias de todas formas-me dijo con tono triste-Es que mi papi dice que tú las has visto lo que pasa que no nos quieres decir como son-y se fue con el resto de los niños a la placita del pueblo.

Lilly, Nancy y yo llegamos a la casa y nos acomodamos en una de las sillas. Lilly cogió unos ovillos de lana de color verde y rosa y comenzó a hacer punto con unas agujas de madera. Nancy cogió lo que parecía papel y comenzó a pintar. Yo no tenía ni idea de que hacer. No había tele, ni móvil…¡Ni si quiera había libros! Entonces recordé la pregunta que llevaba rondándome en la mente desde que Mike la pronunció el día anterior.

-Abuela Lilly… ¿Qué son las sombras?-me atreví a preguntar.

En cuanto formulé la pregunta las dos mujeres de la habitación dejaron lo que estaban haciendo y me miraron sorprendidas. ¿Tan malas eran aquellas sombras?

-Sabía que algún día nos preguntarías eso-empezó a decir Lilly-Lo que no sabía es que sería tan pronto.

-Creíamos que ibas a tardar más tiempo en darte cuenta que algo raro pasaba-dijo Nancy-Creo que deberíamos aunque sea decírselo.

-Te advierto una cosa chiquilla-dijo Lilly totalmente seria-Puede que tu vida, al saber esto, se vuelva bastante peligrosa para ti. Saber la verdad no siempre es bueno.

-Me atengo a las consecuencias-afirmé con total seguridad-¿Qué son las sombras?-volví a preguntar.

-No siempre hemos vivido así-comenzó a explicarme Lilly- Pero hace mucho tiempo de eso. Mi tatarabuelo fue de los primeros pobladores de este pueblo.

“Según las historias antes vivíamos en otro lugar. Se dice que al otro lado del bosque y, por causas que no se conocen, algunas personas tuvieron que huir al bosque para sobrevivir pero no se dieron cuenta de que el bosque era todavía más peligroso. Muchos de nuestros antepasados no sobrevivieron al bosque pues todas las noches las sombras aparecían.

“Nadie que conozca las ha visto y ha sobrevivido. Según cuenta los diarios de los primeros pobladores del pueblo las sombras son seres oscuros, sin rostro. Muchos pensaban que eran espíritus malignos y otros incluso solo creían que eran meras ilusiones por la falta de sueño, pero todos estaban de acuerdo en algo. Eran los seres más temibles que pudieran existir.

“Todas las noches debían correr y escapar de ellas pero muchos de ellos se quedaban en el camino.
“Los que tenían contacto directo con ellas nunca volvían vivos, los pocos que sobrevivían entraban en un estado de shock, que acababa en locura y los que solo las vislumbraban de lejos solo quedaban con pequeños problemas psicológicos. Algunos de nuestros antepasados decían evitar mirarlas ya que todos los que las veían acababan mal de alguna forma.

“Uno de los supervivientes de aquel grupo inicial, Hok el Valiente, se atrevió a hacer un trato con las sombras, así que una noche de luna llena, se quedó solo en un claro del bosque con una venda atada a la cabeza que le tapara los ojos para que no pudiese ver nada y esperó a las sombras. Para sorpresa de todos, al día siguiente, Hok volvió sano y salvo y con una salida a aquella huída. A cambio de un sacrificio anual, les daría a los supervivientes y sus futuros descendientes una zona segura donde las sombras no penetrarían por la noche. Así que los supervivientes al bosque edificaron un pequeño refugio en aquella zona que más tarde se convirtió en el pueblo que conoces-y dicho esto Lilly se quedó callada y me miró expectante esperando a ver mi reacción.

Todo esto era demasiada información para mí. Resulta que las sombras eran unos seres horribles y que si tenías algún tipo de contacto visual con ellas o te dejaban con secuelas psicológicas, o te volvías loco y morías de locura, o morías en el acto. Pero lo que más me preocupaba era el tema del sacrificio. ¿Qué tipo de sacrificio sería? ¿Sacrificarían algún animal o algo importante? Pero muy en el fondo sabía que el sacrificio no sería ningún animal como una vaca o un cerdo. Aquel sacrificio era humano. Y por las circunstancias mi instinto me decía que ahora mismo yo era la mejor candidata.
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Lo siento mucho por mi tardanza pero es que ni en Semana Santa se tiene un pequeño respiro. Dadles las gracias a mi profesor de tecnología y al de sociales, el primero por ponernos un rollo de trabajo escrito, por supuesto acompañado de su mural correspondiente, y al segundo por su maravilloso examen de dos temas sobre Al-Alandalus y la Reconquista -__-

Bueno espero que este capítulo os deje un buen sabor de boca. Intentaré actualizar cuando pueda. :)

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