Capítulo
2
Las
sombras
El sol entraba por una
de las rendijas de la ventana que estaba al lado de mi humilde cama, si se le
podía llamar así. Aun así había dormido tranquila y segura en aquella extraña
casa.
Cuando Luke y yo
entramos en la casa de la abuela Lilly pensé que por dentro sería mejor que por
fuera, pero me equivocada. Aquella casa era pequeña para la gran cantidad de
personas que vivían en ella. Tenía dos pisos y la escalera parecía venirse
abajo en cualquier momento. Abajo se encontraba una mesa de madera con una
serie de sillas y un montón de juguetes hechos a mano desperdigados por el
suelo de la sala. También había una cavidad que parecía ser la despensa y, al
lado de esta, había unos muebles parecidos a unas encimeras donde se encontraba
una serie de cazos, cucharas, tenedores, cuchillos y otros utensilios de
cocina. Había también una chimenea con un gran cazo lleno de sopa. Arriba se
encontraban las habitaciones, que solo eran dos por cierto. Iba a dormir en la
habitación de “los jóvenes” como la llamaba la abuela Lilly. En ella dormían
los dos chicos que me encontraron en el bosque y otra chica llamada Nancy que
todavía no conocía ya que estaba arreglando unas “cosas” según me dijo Mike con
cara de pocos amigos.
La casa aunque fuera
pequeña y humilde irradiaba un aura familiar que hacía que me sintiera segura
de vivir allí, lo único que me molestaba era “el baño” si se le podía llamar
así. El váter era un mueble que tenía un agujero que desembocaba en una especie
de pequeño pozo en la tierra y la ducha era un gran barreño que tenía que
llenarse con agua calentada al fuego. ¡Ah! Solo había uno y tenía que ser
compartido.
Después de enseñarme
las cosas cenamos la rica sopa que tenía Lilly en la chimenea y poco después
fuimos a la habitación. Como todavía no tenía mi propia cama dormí en la cama
de la chica que todavía no conocía, una tal Nancy hermana de los dos pares de
gemelos.
Estaba tan cansada por
todo lo que había vivido ese día que no tardé mucho en dormirme pero fui la
última en despertarme.
En cuanto abrí los ojos
me encontré con una chica que no conocía. Era rubia y de ojos claros. Me estaba
sonriendo y entonces me di cuenta de quién era. Esa sonrisa la había visto el
día anterior en la cara de Matt y Harry. Aquella chica se trataba de Nancy la
chica cuya cama estaba ocupando en esos momentos.
-Hola-me dijo con mucho
cuidado como si no quisiera asustarme-Soy Nancy la hermana de Matt, Harry, Lora
y Maya.
-Hola, yo soy Lara-le
dije mientras me estiraba un poco-¿No te importa que esta noche haya dormido en
tu cama verdad?
-Para nada-dijo
quitándole importancia-Además me hace falta una chica en este pequeño cuarto.
Tanto chico creo que me está aturullando el cerebro.
En ese momento las dos
comenzamos a reírnos y entonces, a partir de ese momento, me di cuenta de que
podría confiar en aquella chica ocurriese lo que ocurriese.
Ahora que me daba
cuenta, las camas de los dos chicos que habían dormido conmigo estaban hechas
y no había ni rastro de ellos.
-Si estás buscando a
los chicos están en la carpintería encargando una cama-me aclaró Nancy como si
acabara de leerme la mente- No pensaras que te haremos dormir en el suelo.
-No hacía falta-me
disculpé- Se que soy una molestia pero agradezco mucho el gesto de tu abuela,
Mike y Luke por ocuparse de mí.
La chica me sonrío, me
cogió de la mano e hizo que me levantara bruscamente de la cama y me arrastró
hacia la planta de abajo dónde tenía preparado el desayuno.
-No sé qué comerías tú
en tu pueblo pero esto es lo que comemos nosotros-y dicho esto me trajo un
plato de cerámica con un poco de mantequilla y pan junto con un vaso de leche.
Tenía tanta hambre que
no lo pensé dos veces. Le arrebaté el plato a Nancy, no sin antes darle las
gracias, y comencé a comer aquel pequeño pero rico desayuno. Parecía que no
comía nada desde hace días aunque la noche anterior me tomase un cuenco de sopa
caliente.
-Vaya parece que tenías
hambre-me dijo Nancy sonriente- Pero no nos podemos detener más. Teresa te
quería en su casa hace ya bastante tiempo pero nos daba cosa despertarte.
Lo que acababa de decir
Nancy me hizo recordar que tenía que ir a la casa de la chica que ayer me
miraba con cara de pocos amigos, la tal Teresa. Tenía miedo de ir sola así que
le pedí a Nancy que me dejara sola con ella cuando llegásemos.
Salimos por la puerta y
comenzamos a dirigirnos hacia la casa de
Teresa. Esta casa era más o menos igual de grande a la de la abuela
Lilly pero me imponía demasiado. No estaba rodeada de aquella aura familiar y
agradable que la casa en dónde ahora vivía tenía.
-Antes de que entremos
quiero avisarte de una cosa-me advirtió Nancy-Tess es la hija del jefe del
pueblo pero manda más que él con lo cual intenta no hablar de más-me dijo con
una mirada preocupada-Supongo que ella te explicará en la situación en la que
nos encontramos-dicho esto Nancy y yo
entramos en la casa.
Esta casa era más
lujosa que la de Lilly aunque fuese igual de grande. Se notaba que aquella
familia era más rica. De repente de una de las habitaciones del piso de arriba
salió un hombre de unos cincuenta años acompañado de Teresa. Esta llevaba una
cola alta y me seguía mirando con cara de pocos amigos.
-Deberías haber llagado
antes-me reprochó molesta-Dije en cuanto amaneciera y ya hace horas que el sol salió.
-Teresa-interrumpió de
repente una voz. Entonces, desde detrás de una esquina, apareció la abuelita
Lilly-Ella no tiene la culpa. Estaba cansada y nos daba pena despertarla.
Entiéndelo. No es más que una chiquilla que no recuerda de dónde viene. Todo
esto es nuevo para ella.
-Acércate muchacha-dijo
de repente el hombre que acompañaba a Teresa-¿Lara no?
-Si señor-afirmé
intentando que no me temblara la voz. Aquel hombre impartía respeto con la
mirada. Era alto y corpulento pero la edad y el peso de los años se notaban en
su cara. Mi intuición me decía que aquel hombre se trataba del jefe del pueblo
y que no debía defraudarle por nada en el mundo.
-Sabes que estás en un
pueblo que no vive con muchas comodidades-dijo en un tono grave y serio-Sabes
que no te van a mantener siempre, sabes que tienes que trabajar-fue enumerando
otras cosas que empezaban siempre con la palabra “sabes” a las cuales yo
siempre asentía sin pensármelo.
-¿Y en que piensa
trabajar?-preguntó Teresa con tono mordaz-¿Has visto como está vestida? Solo
hay que ver sus manos, se nota que no ha trabajado en algo en su vida. Será
mejor que la dejemos en el bosque. A lo mejor las sombras se apiadan de ella y
sino…será un buen sacrificio.
La palabra sacrificio
me sonó muy mal pero más me asustaron aquellas sombras. El día anterior Mike
también las mencionó y tenía miedo a pasar una noche en aquel gran bosque
aunque ahora que me fijaba en mis manos me di cuenta de que Teresa tenía razón.
Las manos de Luke, Mike y hasta Nancy eran ásperas e incluso tenían pequeñas
cicatrices. En cambio las mías eran suaves y delicadas. No recordaba si había
trabajado alguna vez pero seguro que si lo hacía no era comparable al trabajo
que debían de realizar aquellas personas todos los días.
-Tienes razón-me
atrevía a decir-No recuerdo si trabajaba o no pero seguro que puedo adaptarme a
este estilo de vida. Solo dejadme intentarlo-les supliqué casi al borde de las
lágrimas-Haré todo lo que pueda.
El jefe del pueblo me
miró con pena. Seguramente se estaba apiadando un poco de mí así que cruce los
dedos para que no me impusiera un trabajo muy duro.
-Vale puedes quedarte
en el pueblo-dijo el gran hombre. Aquellas eran las palabras que más deseaba
escuchar y solo escucharlas hizo que una gran sonrisa se plantara en mi cara.
-Pero-por qué siempre
tenía que haber un pero-tendrás que trabajar en lo que te digamos. Sin ninguna
queja.
-Gracias-le dije con
toda mi admiración-No le defraudaré señor.
-Por favor no me llames
seño-dijo con una sonrisa. Era la primera vez que veía alguna emoción reflejada
en su cara pero ese gesto hizo que me sintiera segura, que él confiaba en
mí-Llámame Koru.
Después de darle una de
mis mejores sonrisas me di cuenta de una cosa. Teresa no se encontraba en la
habitación. Entonces apareció bajando las escaleras con varias ropas
andrajosas.
-¿No querrás trabajar
así vestida verdad?-me dijo con tono sarcástico-Te puedes quedar con la ropa
que llevas pero no te quiero ver trabajando con ella puesta. Sería toda una
desgracia que esa camiseta se estropeara-dijo mirándome divertida y tendiéndome
la ropa que llevaba.
Mi nuevo uniforme de
trabajo consistía en un “vestido” de tirantas que me llegaba por encima de los
muslos, con unos pantalones cortos y un poco rotos y unas alpargatas. También
traía un sombrero de paja que hizo que mi sonrisa se borrara totalmente de mi
cara. Iba a tener que trabajar al sol bastante tiempo.
-Por ahora trabajarás
cultivando en el campo, a no ser que encontremos un trabajo que se amolde más a
ti-me explicó Teresa con una sonrisa-¿Te parece bien papi?
-Me parece justo-afirmó
Koru-Empezaras mañana. Lilly y Nancy te explicarán todo los detalles. Y ahora,
si me disculpan, tengo otras cosas que atender-y dicho esto se fue a una
habitación que había en la planta baja seguido de su “maravillosa” hija.
Lilly, Nancy y yo
salimos por la puerta y nos dirigimos hacia casa. El pueblo ofrecía una imagen
más alegre en la mañana. Todo el mundo estaba trabajando pero la mayoría nos
sonreían y saludaban al pasar. Parecían bastante felices. Eso me daba más
esperanzas y yo les devolvía el saludo con mi mejor sonrisa.
De repente un grupo de
niños se acercó a nosotros y abrazaron a Lilly y Nancy. Parece ser que todos
los habitantes de aquel pueblo las querían mucho e incluso comenzaba a sentir celos. Pero entonces una
niñita, super cookie, se me acercó con cara curiosa.
-Señorita-me dijo
mientras tiraba de mi camiseta-¿Cómo son las sombras?
Es pregunta me
desconcertó. Todo el mundo sabía que eran las sombras. Las sombras son producto
del reflejo de una luz. Pero luego me di cuenta a que sombras se refería. Se
refería a las sombras del bosque. ¿Acaso aquella niña creía que las había
visto?
-No lo sé-le dije a la
chiquilla. Su dulce sonrisa inocente se borró de su cara y sus ojos me miraron
con tristeza y decepción-No las he visto y, si las he visto, no las recuerdo.
-Muchas gracias de
todas formas-me dijo con tono triste-Es que mi papi dice que tú las has visto
lo que pasa que no nos quieres decir como son-y se fue con el resto de los
niños a la placita del pueblo.
Lilly, Nancy y yo
llegamos a la casa y nos acomodamos en una de las sillas. Lilly cogió unos
ovillos de lana de color verde y rosa y comenzó a hacer punto con unas agujas de
madera. Nancy cogió lo que parecía papel y comenzó a pintar. Yo no tenía ni
idea de que hacer. No había tele, ni móvil…¡Ni si quiera había libros! Entonces
recordé la pregunta que llevaba rondándome en la mente desde que Mike la
pronunció el día anterior.
-Abuela Lilly… ¿Qué son
las sombras?-me atreví a preguntar.
En cuanto formulé la
pregunta las dos mujeres de la habitación dejaron lo que estaban haciendo y me
miraron sorprendidas. ¿Tan malas eran aquellas sombras?
-Sabía que algún día
nos preguntarías eso-empezó a decir Lilly-Lo que no sabía es que sería tan
pronto.
-Creíamos que ibas a
tardar más tiempo en darte cuenta que algo raro pasaba-dijo Nancy-Creo que
deberíamos aunque sea decírselo.
-Te advierto una cosa
chiquilla-dijo Lilly totalmente seria-Puede que tu vida, al saber esto, se
vuelva bastante peligrosa para ti. Saber la verdad no siempre es bueno.
-Me atengo a las
consecuencias-afirmé con total seguridad-¿Qué son las sombras?-volví a
preguntar.
-No siempre hemos
vivido así-comenzó a explicarme Lilly- Pero hace mucho tiempo de eso. Mi
tatarabuelo fue de los primeros pobladores de este pueblo.
“Según
las historias antes vivíamos en otro lugar. Se dice que al otro lado del bosque
y, por causas que no se conocen, algunas personas tuvieron que huir al bosque
para sobrevivir pero no se dieron cuenta de que el bosque era todavía más
peligroso. Muchos de nuestros antepasados no sobrevivieron al bosque pues todas
las noches las sombras aparecían.
“Nadie
que conozca las ha visto y ha sobrevivido. Según cuenta los diarios de los
primeros pobladores del pueblo las sombras son seres oscuros, sin rostro.
Muchos pensaban que eran espíritus malignos y otros incluso solo creían que
eran meras ilusiones por la falta de sueño, pero todos estaban de acuerdo en
algo. Eran los seres más temibles que pudieran existir.
“Todas
las noches debían correr y escapar de ellas pero muchos de ellos se quedaban en
el camino.
“Los
que tenían contacto directo con ellas nunca volvían vivos, los pocos que
sobrevivían entraban en un estado de shock, que acababa en locura y los que
solo las vislumbraban de lejos solo quedaban con pequeños problemas
psicológicos. Algunos de nuestros antepasados decían evitar mirarlas ya que
todos los que las veían acababan mal de alguna forma.
“Uno
de los supervivientes de aquel grupo inicial, Hok el Valiente, se atrevió a
hacer un trato con las sombras, así que una noche de luna llena, se quedó solo
en un claro del bosque con una venda atada a la cabeza que le tapara los ojos
para que no pudiese ver nada y esperó a las sombras. Para sorpresa de todos, al
día siguiente, Hok volvió sano y salvo y con una salida a aquella huída. A
cambio de un sacrificio anual, les daría a los supervivientes y sus futuros
descendientes una zona segura donde las sombras no penetrarían por la noche.
Así que los supervivientes al bosque edificaron un pequeño refugio en aquella
zona que más tarde se convirtió en el pueblo que conoces-y
dicho esto Lilly se quedó callada y me miró expectante esperando a ver mi
reacción.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Lo siento mucho por mi tardanza pero es que ni en Semana Santa se tiene un pequeño respiro. Dadles las gracias a mi profesor de tecnología y al de sociales, el primero por ponernos un rollo de trabajo escrito, por supuesto acompañado de su mural correspondiente, y al segundo por su maravilloso examen de dos temas sobre Al-Alandalus y la Reconquista -__-
Bueno espero que este capítulo os deje un buen sabor de boca. Intentaré actualizar cuando pueda. :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario